El hormigón y los terremotos

El terremoto desvela fallos en la construcción de edificios en Turquía

El terremoto que asoló el pasado lunes a Turquía y Siria ha dejado más de 12.000 edificios destruidos o dañados en el país otomano, según el recuento oficial. Turquía es un país que cuenta con una multitud de normas para la construcción. Pero se aplican tan poco que incluso las edificaciones más recientes no se ciñen necesariamente a ellas.

La magnitud de los balances que crecen a diario suscita preguntas sobre el estado de las edificaciones en un país muy expuesto a los movimientos sísmicos y reputado por el vigor de su sector de la construcción.

Teniendo en cuenta la intensidad del sismo (7,8), «podíamos temer daños, pero no esto que observamos hoy», indica a AFP el ingeniero sísmico Mustafa Erdik, presidente de la Fundación de Terremotos de Turquía.

El derrumbe se debe generalmente a la mala calidad del hormigón, demasiado mojado, con una proporción de agua y de gravilla demasiado elevada en relación al cemento.

Y las barras de acero son a menudo demasiado finas para sostener las columnas, que determinan la solidez del edificio, denuncia el profesor de ingeniería Zihni Tekin.

Este consultor vinculado a la Universidad Técnica de Estambul apunta también a la baja calificación de los ingenieros y arquitectos del país.

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